Es extraño como la vida se empalma. Ayer (gracias a la recomendación de Carlitos) comencé mi primer libro del señor Saramago “Ensayo sobre la ceguera”. En las primeras paginas un hombre se queda ciego mientras conduce (bueno en realidad en un alto) después de la conmoción, un buen samaritano se ofrece a llevarlo a casa y le roba el auto. El texto aborda el suceso desde varias perspectivas, la que tiene que ver con la naturaleza humana, la conciencia moral y demás etcéteras. Cerré el libro en la página 17, página en la que por cierto el ladrón se queda ciego.
Minutos después llegué a casa, y fui recibida con la sorpresa de que alguien entro y se llevo mi lap. A excepción de un par de detalles todo guardaba el orden habitual. Digamos que fui saqueada con elegancia ó falta de creatividad (no hubo chapas forzadas, ni vidrios, ni una pinche notita). Como es mi estilo, primero me asuste, después me preocupe, enseguida analice el cuadro y contemple a él ó los probables responsables, los escenarios futuros probables etc. Y al final me encabrone.
Estoy indignada es cierto, pero no tiene que ver con las tonterías que se llevaron, sino con la idea de que “alguien” haya entrado con tal ligereza a mi casa, el sitio en el que descanso, donde encuentro paz y silencio, seguridad. El lugar al que contadísimas personas entran. Me siento ultrajada, y vaya que jamás pensé que usaría esa palabra en una frase.
Lo cómico y absurdo del asunto es que en lo primero que pensé esta mañana al recordar el texto, fue: Sincronía.
Y bueno, aprovechando el foro y agradeciendo su empatía (ó sin ella) no me guardaré las ganas de mandar a rechingar a su puta madre al cabrón responsable. Ustedes “dispensaran” las palabrotas, pero qué bonito es desahogarse.
Minutos después llegué a casa, y fui recibida con la sorpresa de que alguien entro y se llevo mi lap. A excepción de un par de detalles todo guardaba el orden habitual. Digamos que fui saqueada con elegancia ó falta de creatividad (no hubo chapas forzadas, ni vidrios, ni una pinche notita). Como es mi estilo, primero me asuste, después me preocupe, enseguida analice el cuadro y contemple a él ó los probables responsables, los escenarios futuros probables etc. Y al final me encabrone.
Estoy indignada es cierto, pero no tiene que ver con las tonterías que se llevaron, sino con la idea de que “alguien” haya entrado con tal ligereza a mi casa, el sitio en el que descanso, donde encuentro paz y silencio, seguridad. El lugar al que contadísimas personas entran. Me siento ultrajada, y vaya que jamás pensé que usaría esa palabra en una frase.
Lo cómico y absurdo del asunto es que en lo primero que pensé esta mañana al recordar el texto, fue: Sincronía.
Y bueno, aprovechando el foro y agradeciendo su empatía (ó sin ella) no me guardaré las ganas de mandar a rechingar a su puta madre al cabrón responsable. Ustedes “dispensaran” las palabrotas, pero qué bonito es desahogarse.