viernes

Todo.


Lo destruyeron todo (nuestros lugares de rezo, nuestros bosques, nuestros hogares...). 

Lo tomaron todo (nuestros hijos, nuestros cuerpos, nuestros territorios...). 

Querían que olvidáramos todo lo bello, todo lo bueno.

Pero el corazón de aquellos que estuvieron ahí cuando la luz abandonó nuestros ojos, supo, que sólo estaban ganando tiempo, pues la verdadera medicina, era (y es, y será) nuestro espíritu, y no se puede destruir, lo que ha existido siempre.