lunes

"no es que yo esté llorando, el río se desbordo..."

viernes

Inteligencia Intuitiva

Exposición: “Inteligencia Intuitiva”
Arte contemporáneo
Ambrosio Verdia, Brandy Darlin, Jose Pablo A. Palomino, Fernando Sandoval, Megan Headley, Roberto Zamarripa, Nydia Puertas, Mónica Escutia, Rebecca Cross, Israel Monteón Osuna, David Dadone, Los influenzados, Lourdes Méndez
Lugar: Ex-convento del Carmen
Fecha y hora de inicio: 26 de junio a las 20:00
Finalización: 25 de julio a las 20:00

*por cierto, alguien puede explicarme como subir música

miércoles

El mundo de los que ven


Mario es mi compañero desde hace un par de años. Es abogado y nació ciego. Suele reconocerme a metros de distancia, y saludarme con una sonrisa enorme. Alguna vez hablamos al respecto y respondió con esa picardía que lo caracteriza:
-¡Ay, Alice! si es facilísimo, te reconozco por tu olor y tu forma de caminar ¡Difícil! Lo que hacen ustedes. Distinguirse cuando todos tenemos dos ojos, una boca, etc. Eso, sí es difícil.

El día de ayer en el receso de la reunión regional salimos a fumar,
-¿Es cierto que eres bonita?
-Pues, creo que sí.
-Al final existen dos mundos ¿no? el suyo y el nuestro.
-Yo creo que hay tantos mundos como personas.
-Como ciego, hay conceptos difíciles de entender,
-¿Cómo el asunto de la belleza?
-Sí, como ese.
-Pues todo termina siendo un asunto de apreciación.
La charla siguió, hablábamos de estereotipos cuando tuvimos que regresar al aula.

Hoy, confieso que me habría encantado retomar el tema y conocer su percepción de la belleza, tratar de abrir mis sentidos para entender. Llevarlo por el mundo de las ideas sin imágenes, y de alguna forma mostrarle.
Algo me dice que habríamos podido empalmar conceptos. Pero aquello, fue sólo una plática de pasillo, y ahora que lo pienso Mario parecía triste.

lunes

Te quise y te quiero tanto,


-¿Por qué llora mi niña?
-Estoy triste y enojada vieja
-Yo también lo estuve, pero al final entenderás
-Entiendo y aprecio la forma en que la muerte transforma lo que toca, la forma en que nos transforma tan a pesar nuestro. Pero no debería estar permitido hacer promesas que no se pueden cumplir, menos cuando uno es niño, y se cree todo lo que le dicen.
-¡Mi niña! siempre con el corazón tan peleado con la cabeza.
-Ojalá alguno hubiese ganado un día
-¿Recuerdas lo que te dije el día que rompiste la puerta de la cocina?
-Sí, también recuerdo que me decías que guardara mis lágrimas para cuando te murieras. Y ya ves que aun sin ese almacenaje, me alcanzan y sobran.
-No me gustaba verte llorar, nunca te dije porque. Y es que lloras igual que mi madre. Tan calladita, como si cada lagrima viniese de hace tanto, de tan profundo.
Cuando las veía, sentía que me había enterado de algo que no debía, que había invadido algo tan íntimo. Y ustedes mantenían esa expresión tan parecida a la de los santos, como si el llanto y la vida les fuesen ajenos, y la intensidad de su dolor estuviese tan lejos de mi comprensión.
Porque no dejas esa taza, y me cuentas qué es lo que pasa…
Apretando la taza contra el pecho sin dejar de mirar un punto fijo sobre la pared.
-Tú también me dejaste

domingo

Qué ganas de ser agua

miércoles

El encantador Mr. H

Pusiste mi mano sobre tu cuello mientras presionabas un punto en mi espalda y otro en la comisura de mi codo, el dolor ascendió como una descarga eléctrica. Tus dedos cambiaron de sitio y el placer se intensifico, cambiaste el acorde para sumergirme en un escalofrío que comenzó en la punta de mi dedo índice, otra conjunción para hacerme sentir un millón de alfileres en las plantas de los pies, una más para hacerme experimentar la caída y el vértigo. Barriste mi rostro, senos y vientre con las yemas de tus dedos y disminuiste el ritmo para morder suavemente mi hombro, y dejarme recobrar la conciencia. Respire hondo. Deslice mi mano sobre tu pecho y tome el rosario que pendía de tu cuello, gire la muñeca para empuñar la mano, y comencé a apretar. Tu rostro se tiño resaltando aun más el cenizo de tu cabello y el color de tus ojos. Tu sonrisa era maquiavélica e infantil. Reí. Me giraste de golpe
-¿De que te ríes?
-Es fascinante tener el control
-¿Y ahora?
-Abusas de que eres grande. Y bueno, contigo prefiero la sumisión…
Me acomodaste el cabello y me miraste casi intimidante
-¿Siempre te ríes cuando lo haces?
-No, no siempre ¿y tú?
-Sólo cuando estoy contento…
Te quedaste en silencio por unos segundos, y como si estuvieras muy lejos, y con ese tono de vos que usaste cuando me conociste, seguiste:
-Sólo contigo…

martes

Señor Cioran

"Resulta curioso cómo buscamos olvidar por medio del amor lo que todos los azules del cielo y todas las mitologías del alma no pueden hacernos olvidar. Pero dos senos no pueden ocultarnos la verdad, aunque nos proporcionan más calor que las lejanas luces de Dios."

viernes

Los cuentos, el pasado

Llegué al café de siempre, nerviosa, con el cabello muy corto y peinado de niño. Rubia, temblando. Habías terminado tu investigación, estabas muy flaco y moreno. Usabas trenza, mirabas con ojos de animal. Charlamos un par de horas, las palabras se balanceaban entre sorbos de café, caricias, migas y esa felicidad burbujeante de los encuentros.
-y… ¿Estás con alguien?
Asentí con la cabeza. Sonreíste indulgente
-¿Y quién es?
-Ya sabes…
Apretaste los puños
-Chale ¿Por qué él?
Se marcaron las venas de tu cuello
-¡No voy a estar contigo! Cualquiera no habría importado pero ¿él?

Terminamos el café, te pedí que no me llevarás a casa, no estaba dispuesta a una despedida mas. Me acompañaste al taxi, me negué a tu beso, y me invente un domicilio. Caminé un par de horas antes de llegar a mi puerta. El otro tú me esperaba sentado en la escalera. Era absurdo que yo quisiera dejarlo todo cada que aparecías, era absurdo que me hubieses pedido que viajara contigo, como lo era que hubiese negado. Era absurdo querernos tanto…
Nos abrazamos… a las manos siguieron los besos, a los besos ese estúpido amor que decíamos profesarnos, y después las olas, el calor…la humedad
-No quiero mas recuerdos nuestros aquí
-¿Vamos a mi casa?
Se me mojaron los ojos, se me quebró la voz
-No, no puedo. No quiero.
-Entiendo, perdóname. Necesito estar contigo

Salimos y por primera vez en todo nuestro tiempo, fuimos a un motel. Entramos, el frío y la falta de familiaridad me resultaron reconfortantes. Te quite la ropa, nos besamos todos, me cogiste como nunca, como antes, como siempre, hasta que mi espalda se arqueo, te clave las uñas en el cuello y los ojos se me llenaron de lagrimas…

Minutos después me mire en el espejo: tu cabeza descansaba sobre mi vientre, sonreías placidamente. La tristeza se convirtió en ira, ¿Con qué puto argumento te atrevías a buscarme? ¿Con qué puto derecho te atrevías a juzgarme? Comencé a temblar, te moví despacio, me senté sobre la cama. El reflejo no mentía estaba ahí, estabas ahí, estábamos ahí. Te pusiste de rodillas para abrazarme
-¡No me toques!
-¿Y ‘ora? ¿Qué paso?
-¿Qué paso? Que soy una verdadera pendeja. Eso paso.
Lamiste mis lágrimas y me arrastraste hacia la cabecera.
-Solo necesitamos descansar. Si respiras hondo y dejas de mirarme así, te cuento un cuento ¿va?

Y en ese cuarto… entre tus brazos, con los ojos bien cerrados, la garganta hecha nudo y el corazón apretado. Escuche el cuento más cruel de la historia. Ese, de la niña en la montaña, que cansada de esperar el regreso de los aldeanos, corta el puente y se queda sola…

Diálogos que sólo entienden Soledad y el Gato

-New York me duele tanto. Aun más que el nombre de Carolina
El Gato se arrima con sus ojos grandes bien abiertos, ronronea un poco
-¡Ay, Soledad! ¡Qué cosas tan raras dices!
Deja pasar tres segundos, y la besa en la boca

jueves

"Para cubrir fastuosamente el drama de la existencia, lanza fuegos artificiales a través del espíritu; manténlos de la mañana a la noche; crea a tu alrededor el resplandor efímero y eterno de la inteligencia enloquecida con su propio juego; haz que la vida brille sobre un cementerio. ¿Es que acaso el alma humana no es una tumba en llamas?
Da un rumbo genial a las sensaciones; impónle al cuerpo la vecindad de los astros; levanta la carne por medio de la gracia o del crimen hasta los cielos; que tu símbolo sea una rosa sobre un hacha.
Practica el goce de otorgar a las ideas el espacio de un instante, de amar al ser sin permitirle tener un sentido, de ser tú mismo sin ti."

El ocaso del pensamiento, Cioran

martes

Tal vez en algún sitio oiga vibrar la cuerda de una ballesta y despierte sin querer...

Eres muy hermosa, Clarice
-El aspecto es un accidente, Dr. Lecter
-Si el atractivo fuese un premio a los merecimientos, seguirías siendo hermosa

Thomas Harris, Hannibal


Aun recuerdo cuanto me gustó el final de éste libro por aquellos días.
Los cambios de casa tienen su encanto.

lunes

De las alas del Gato

Soledad esta parada bajo el marco de la puerta, entre el jardín y el estudio. Observa. Sobre la mesa, hay un montón de zanates muertos con las alas extendidas; a la izquierda hay un balde de cristal lleno de plumas, a la derecha una bandeja con picos y corazones. El Gato esta en una esquina. Tiene las garras heridas y el hocico arañado, esta totalmente abstraído y no para de coser.
Soledad se acerca con vendas y alcohol
-Cariño, ¿Qué se supone que haces?
-¿No me dijiste que querías volar?

jueves

Acabo de recibir mi nombre espiritual, y me gusto mucho, mucho

La carta comenzaba así: Sat Nam hermana divina…

Aquí un breve resumen,

El nombre: Bhajanpreet Kaur
Bhajan: canción divina de Dios
Preet: amor o amado
Kaur: es el nombre que todas las mujeres reciben
Significa: la princesa/leona de dios

Es quien canta y vibra en su corazón la canción divina de Dios, y es cubierta en el amor de su alma.
Es la princesa de dios, que camina con gracia y poder por la vida.

¡Hermoso!


*gracias por la traducción señorita B

lunes

Ellos, nosotros

-Gato ¿Tú, me quieres?
-Vieja, yo te adoro
Soledad baja la mirada por unos segundos, después lo mira fijamente
-Eso quiere decir, que también te irás ó que te romperé el corazón
-Chole, tú ya me rompiste el corazón

La firma Pandora

Rara vez visito a “la mamá”, es por eso que cuando estoy ahí, las platicas se tornan largas y memorables.
En mi última aparición, en medio del caos que traen consigo las familias grandes, hablamos de su relación. Me regalo una de esas frases que me recuerdan tanto al Sr. Almodovar, y que ante mis ojos la reafirman como el personaje que es

-¿Qué clase de puta cree que soy?