lunes

Te quise y te quiero tanto,


-¿Por qué llora mi niña?
-Estoy triste y enojada vieja
-Yo también lo estuve, pero al final entenderás
-Entiendo y aprecio la forma en que la muerte transforma lo que toca, la forma en que nos transforma tan a pesar nuestro. Pero no debería estar permitido hacer promesas que no se pueden cumplir, menos cuando uno es niño, y se cree todo lo que le dicen.
-¡Mi niña! siempre con el corazón tan peleado con la cabeza.
-Ojalá alguno hubiese ganado un día
-¿Recuerdas lo que te dije el día que rompiste la puerta de la cocina?
-Sí, también recuerdo que me decías que guardara mis lágrimas para cuando te murieras. Y ya ves que aun sin ese almacenaje, me alcanzan y sobran.
-No me gustaba verte llorar, nunca te dije porque. Y es que lloras igual que mi madre. Tan calladita, como si cada lagrima viniese de hace tanto, de tan profundo.
Cuando las veía, sentía que me había enterado de algo que no debía, que había invadido algo tan íntimo. Y ustedes mantenían esa expresión tan parecida a la de los santos, como si el llanto y la vida les fuesen ajenos, y la intensidad de su dolor estuviese tan lejos de mi comprensión.
Porque no dejas esa taza, y me cuentas qué es lo que pasa…
Apretando la taza contra el pecho sin dejar de mirar un punto fijo sobre la pared.
-Tú también me dejaste

2 comentarios:

  1. Qué bonito, pero qué triste post...

    ResponderEliminar
  2. En general me gusta este blog, supongo hay algo que me identifica...Quizas la sincera melancolia de algunas letras. Un lunes como este o como cualquier otro se escribio este post. Lo primero que me atrajo fue la foto: el sabado mire la pelicula y justo esa escena en la exposición es tremenda...¿A que demonios vino todo esto?

    ResponderEliminar