miércoles

El encantador Mr. H

Pusiste mi mano sobre tu cuello mientras presionabas un punto en mi espalda y otro en la comisura de mi codo, el dolor ascendió como una descarga eléctrica. Tus dedos cambiaron de sitio y el placer se intensifico, cambiaste el acorde para sumergirme en un escalofrío que comenzó en la punta de mi dedo índice, otra conjunción para hacerme sentir un millón de alfileres en las plantas de los pies, una más para hacerme experimentar la caída y el vértigo. Barriste mi rostro, senos y vientre con las yemas de tus dedos y disminuiste el ritmo para morder suavemente mi hombro, y dejarme recobrar la conciencia. Respire hondo. Deslice mi mano sobre tu pecho y tome el rosario que pendía de tu cuello, gire la muñeca para empuñar la mano, y comencé a apretar. Tu rostro se tiño resaltando aun más el cenizo de tu cabello y el color de tus ojos. Tu sonrisa era maquiavélica e infantil. Reí. Me giraste de golpe
-¿De que te ríes?
-Es fascinante tener el control
-¿Y ahora?
-Abusas de que eres grande. Y bueno, contigo prefiero la sumisión…
Me acomodaste el cabello y me miraste casi intimidante
-¿Siempre te ríes cuando lo haces?
-No, no siempre ¿y tú?
-Sólo cuando estoy contento…
Te quedaste en silencio por unos segundos, y como si estuvieras muy lejos, y con ese tono de vos que usaste cuando me conociste, seguiste:
-Sólo contigo…

1 comentario:

  1. Hola
    Gracias por pasar por mi blog... me gusta como escribes..tengo uno muy parecido a este...
    pero me cuesta colgar jajaj
    un abrazo...
    y es lindo q sonrian solo contigo!!!

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