Hoy meditando, me encontré con una de las mujeres que fui, estaba en huesos, casi muerta, recostada sobre su espalda, en la oscuridad.
Con furia pregunto:
- ¿Qué más quieres de mí?
Con dulzura respondí:
- No es lo que quiero de ti, es lo que quiero para ti. Quiero verte sana, radiante, feliz. No he venido a pedir, he venido a dar, a abrazarte, a decirte que ese pequeño hilo que te sostiene y que te mantiene en la vida con tantísimo esfuerzo, te sostendrá, y es el puente te traerá a donde nos encontramos hoy. Por un momento deja de hablar con Dios y habla conmigo… él-ella jamás se ha separado de ti, y no puede darte lo que yo. Ven, y echa un vistazo, disfrutarás como no puedes ni imaginar ahora, sonreirás de verdad. Sé que estás exhausta, pero por favor, confía en ese pequeño hilo, aférrate a la luz por escasa que sea, no importa si sientes que tu caja torácica se va quebrar, resiste, -solo un poco más, te juro que no te vas a quebrar, no esta vez. No importa si el aire a penas te alcanza para pensar, está bien si estás enojada y triste, está bien si duermes todo el día, o te detienes una y otra, y otra vez, -te prometo que se resolverá. Resiste, solo un par de semanas más… solo un poco más. Aquí esta mi amor, y te juro, que es más grande que nuestro dolor. Aquí estoy yo, aquí te espero.
Para quien sienta.
Alicia, 7 de octubre, de 2022.
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