Nos arruinaron, esta claro.
No he olvidado que no conociste la saciedad, ni la paz. Ni todos los abusos, ni todas las veces que quisimos matar a “alguien”.
Te extraño desde que nos encontramos.
¿Quien fue el más valiente?
¿De qué nos sirvió?
Siempre serás mi hermano, al que todos golpearon, el que nadie vio,
el siempre me lo daba todo.
Todos creían muchas cosas de mi, pero tú
nos conocías.
Te abandone,
¿qué esperabas de mí?
De cualquier forma, ya no importa.
¡Lo lograste!
Y rezo, porque su amor (no sus lágrimas), sean el faro que te guíe a casa.
Yo también,
te amo fuerte carnal.
Lo he hecho siempre.
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